miércoles, 13 de mayo de 2015

La linea del tiempo ¿Para qué?

Tiempo y espacio Lo primero que un estudiante de secundaria debe reconocer al estudiar cualquier temática histórica son sus dos variables más importantes: tiempo y espacio (en que ocurren los hechos). Les llamamos variables por el sólo motivo de adquirir distintos valores (diferentes siglos, años, lugares). Para hacerlo posible, la historia se vale de la ayuda de otras disciplinas, como la Geografía que nos ayuda a ubicar los hechos o procesos en un espacio geográfico determinado, o la Cronología que nos permite determinar con mayor o menor exactitud, dependiendo de los temas estudiados, el tiempo en que ocurrieron esos hechos. Por espacio geográfico debe entenderse el conjunto de lugares que han sido modificados convenientemente por el hombre para hacer posible la vida en sociedad. Es decir que los lugares inhóspitos, donde no habita el hombre, no constituyen espacios geográficos. Sin embargo, a lo largo de la historia los seres humanos han conquistado prácticamente todo el planeta en busca de recursos, motivo por el cual, casi todo el planeta constituye espacios geográficos muy diversos que son convenientemente aprovechados y modificados por el hombre. "El espacio geográfico se presenta, pues, como el soporte de unos sistemas de relaciones, determinándose unos a partir de los elementos del medio físico (arquitectura de los volúmenes rocosos, clima, vegetación), y los otros procedentes de las sociedades humanas que ordenan el espacio en función de la densidad del poblamiento, de la organización social y económica, del nivel de las técnicas, en una palabra, de todo el tejido histórico que constituye una civilización" (A. TONATIUH ROMERO CONTRERAS. Espacio Geográfico, Colección Ciencias Naturales y Exactas: Geografía, Universidad Autónoma del Estado de México, 2001). En lo que respecta al tiempo, existen múltiples definiciones. Por ejemplo, la Real Academia Española sostiene que es la "duración de las cosas sujetas a mudanza", o "la magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro. Su unidad en el Sistema Internacional es el segundo". En el lenguaje cotidiano o vulgar, la palabra tiempo hace referencia a las condiciones ocasionales o circunstanciales de las principales variables meteorológicas (temperatura, humedad, presión atmosférica, nubosidad, magnitud y dirección de los vientos, etc.). Sin embargo, a los efectos del curso de historia de primer año, diremos que el tiempo es la percepción del cambio. Dicha percepción puede ser objetiva o subjetiva. Una percepción objetiva del cambio es cuando es igual para todos, es decir cuando dicha percepción no depende de los sujetos como individuos. En contraposición, una percepción subjetiva es cuando cada persona ve al cambio de una forma distinta, por lo que dicha percepción pasa a depender de los sujetos como individuos diferentes de los demás. Entonces, de esta manera vemos que existen diferentes tipos de tiempo, que son el tiempo subjetivo y el tiempo objetivo, los cuales derivan de la forma en que percibimos el cambio. En este sentido, el denominado tiempo histórico es un tipo de tiempo subjetivo, por lo que suele ser percibido de forma diferente tanto por los protagonistas de los hechos históricos como por los investigadores que luego estudian esos hechos. Así, el tiempo histórico es el tiempo natural de las cosas, de los hechos, o de los procesos históricos. Cada hecho o proceso histórico tiene una duración diferente que es independiente de las unidades cronológicas, por lo que cuando cambiamos de un año a otro, o de un siglo a otro, por ejemplo, no necesariamente tendrán que cambiar los procesos históricos que venían ocurriendo, sino que éstos continuaran independientemente de que haya cambiado el año o el siglo. Por su parte, el tiempo cronológico, que usamos en historia cuando construimos una línea de tiempo, o cuando contamos los años, los siglos o los milenios, es un tipo de tiempo objetivo, que es igual para todos, y se mide utilizando como referencia las unidades cronológicas (segundos, minutos, horas, días, años, siglos, milenios, etc.). Este tiempo es muy útil en Historia porque permite ubicar y ordenar los acontecimientos, y como es igual para todos, facilita el trabajo de quienes estudian la historia, puesto que es reconocido intersubjetivamente (es decir por diferentes sujetos). La Cronología, en su trabajo de "auxilio" a la historia, suele emplear diferentes herramientas que facilitan el ordenamiento, la ubicación, y la representación de los sucesos históricos. Dos de esas herramientas principales son las líneas de tiempo y la numeración romana. a.C antes de cristo y despues de Cristo d.C
La línea de tiempo se construye generalmente en forma horizontal, de izquierda a derecha. Comienza en la izquierda con tres puntos suspensivos, luego se dibuja una línea continua hasta el extremo derecho, donde termina con una flecha. Los puntos suspensivos indican que el tiempo es más amplio y precede a los acontecimientos que se marcaran a lo largo de la línea, y la flecha de la derecha significa que el tiempo continuará en el futuro. A la izquierda se colocan las fechas más lejanas en el tiempo, y a medida que avanzamos por la línea, hacia la derecha, encontraremos fechas más próximas al presente. Pero, al igual que cuando medimos una distancia entre dos lugares en el espacio (como los diferentes kilómetros en una carretera), cuando medimos el tiempo transcurrido entre dos hechos ubicados sobre la línea de tiempo, necesitamos de un punto de referencia para comenzar a medir. y que por supuesto debe de ser otro hecho histórico. En la línea de tiempo se usa convencionalmente el N.C. (nacimiento de Cristo) como el hecho referente, y todos los demás hechos que ubiquemos en la línea se miden en función del Nacimiento de Cristo. Es por eso que cuando nos preguntan nuestro año de nacimiento respondemos, por ejemplo, 1985, que en realidad significa que nacimos 1985 años después del nacimiento de Cristo. O cuando nos preguntan en qué año estamos, contestamos: 2011, y quiere decir que vivimos 2011 años después del Nacimiento de Cristo. Entonces, si el nacimiento de Cristo es el punto de referencia, es importante señalar que en cronología no existe el cero, es decir que no hay un año cero, ni un siglo cero, ni un milenio cero, etc. La otra herramienta que suele utilizar la Cronología es el Sistema de Numeración Romana, que se emplea también en historia para señalar los siglos, las dinastías de reyes y los reinados, entre otras cosas. En este sistema de numeración no existe el cero, y los símbolos representan un número, el cual indica un órden y no una cantidad. Es decir que la numeración romana es ordinal, y sus números deberían leerse como: primero, segundo, tercero, cuarto, quinto, etc. A continuación mostramos una tabla con los símbolos básicos que se utilizan en este sistema de numeración y sus respectivos valores numéricos en nuestro sistema decimal. SÍMBOLO ROMANO EQUIVALENTE DECIMAL ORDINAL I 1 Primero V 5 Quinto X 10 Décimo L 50 Quincuagésimo C 100 Centécimo D 500 Quingentésimo M 1000 Milésimo A continuación mostramos las reglas del sistema de numeración romana, mediante las cuales se podrán escribir todos los valores restantes: 1)- Si a la derecha de una cifra romana de escribe otra igual o menor, el valor de ésta se suma a la anterior. Ejemplos: VI = 6; XXI = 21; LXVII = 67 2)- La cifra "I" colocada delante de la "V" o la "X", les resta una unidad; la "X", precediendo a la "L" o a la "C", les resta diez unidades y la "C", delante de la "D" o la "M", les resta cien unidades. Ejemplos: IV = 4; IX = 9; XL = 40; XC = 90; CD = 400; CM = 900 3)- En ningún número se puede poner una misma letra más de tres veces seguidas. En la antigüedad se ve a veces la "I" o la "X" hasta cuatro veces seguidas. Ejemplos: XIII = 13; XIV = 14; XXXIII = 33; XXXIV = 34 4)- La "V", la "L" y la "D" no pueden duplicarse porque otras letras ("X", "C", "M") representan su valor duplicado. Ejemplos: X = 10; C = 100; M = 1.000 5)- Si entre dos cifras cualesquiera existe otra menor, ésta restará su valor a la siguiente. Ejemplos: XIX = 19; LIV = 54; CXXIX = 129 6)- El valor de los números romanos queda multiplicado por mil tantas veces como rayas horizontales se coloquen encima de los mismos.